La propuesta para un día como hoy es la de observar y analizar a Cristóbal Colón a través de ojos de emprendedor y sacarle el mayor provecho. Colón fue un explorador y un aventurero quien poseía todas las características para ser reconocido, en nuestros días, como un emprendedor de pura cepa.

El emprendimiento de Cristóbal Colón era una aventura única y arriesgada, una expedición a las Indias algo que por esa época era un casi un reto a la muerte. Y este proyecto estuvo latente en su mente y en su espíritu mucho tiempo antes de zarpar, él comenzó su aventura aun antes de tener listas sus emblemáticas embarcaciones Santa María, La Niña y La Pinta. Y su proyecto, como cualquier proyecto empresarial actual, estuvo plagado de dificultades para encontrar patrocinadores que garantizaran una financiación lo suficientemente grande como para realizar la proeza.

Colón tuvo desaciertos en sus cálculos, su plan de negocio estaba basado en datos erróneos y cálculos disparatados pero aun así no perdió la confianza en sí mismo y salió en búsqueda de inversores para su proyecto. Primero intento con el experto acerca de viajes marítimos del momento, Portugal. Pero el rey Juan II de Portugal consultó a tres expertos acerca del plan de Colón y desestimaron su propuesta. Además Portugal ya había llegado a Asia a través del Cabo de Hornos así que la aventura que les proponía Colón no les resultaba innovadora.

Cristóbal Colón no se desanimó  y continuó buscando inversores a cambio del 10% de los ingresos que generara, el título de Almirante del Océano y el gobierno de todo lo que descubriera. Continuó buscando quien financie su proyecto, insistió en Inglaterra, Génova y Venecia, y en todos esos lugares le cerraron las puertas. Fue así como llegó, luego de establecer contactos estratégicos e importantes,  hasta los reyes de España, Isabel y Fernando. A ellos también les compartió su deseo de aventurarse en el océano para encontrar riquezas del otro lado del mismo. Los reyes españoles, asesorados por juntas examinadoras , desistieron de la idea de financiarlo.  Pero después de 6 años de insistir logró convencerlos  para que aportaran en la financiación de su viaje. Y de esta manera  fue como pudo partir un 3 de agosto de 1492 desde el Puerto de Palos con sus tres embarcaciones que lo llevarían a descubrir, sin querer, un nuevo continente plagado de riquezas naturales que él jamás había siquiera imaginado simplemente porque no sabía de su existencia.

Como es común en algunos emprendimientos, cometió errores de cálculo y esto trajo como consecuencia que subestimara  los riesgos del viaje llevando menos  provisiones de las necesarias para la cantidad de días que estuvieron en altamar. Pero también como muchos otros, tenía la confianza y la obstinación necesarias para continuar con su proyecto, aun cuando todos desconfiaban de su visión. Por estas características, entre otras, se puede reconocer en la figura de Cristóbal Colón la de  un genuino emprendedor que desde una posición distante en la línea de tiempo todavía nos puede enseñar muchas cosas:

La confianza en sí mismo venció la negatividad que había a su alrededor. Trabajo en su autoconfianza de manera tal que logró traspasar los límites generando confianza a su alrededor para terminar provocando una oportunidad.

De la confianza se desprende la capacidad de liderazgo. Colón supo convencer a las personas indicadas para que financien su idea. Además supo manejar a las personas de su tripulación de manera tal que cuando los ánimos decaían,  los incentivó y reavivó en ellos las ansías de lograr llegar al final del viaje para obtener su recompensa. Así es como los emprendedores deben liderar a su grupo para alcanzar las metas que se han impuesto.

La capacidad de asumir riesgos lo convirtió en una personalidad dentro de la historia mundial.  Venció el medio de fracasar  y asumió los riesgos que la aventura traía consigo. Nadie puede garantizar el éxito de un emprendimiento antes de realizarlo, la única forma de saber cómo te irá es intentarlo. Al asumir riesgos nos permitimos innovar y de esta forma alcanzar el éxito.

Su capacidad de posicionamiento le permitió obtener la financiación para su aventura. Cristóbal Colón se conectó con diferentes referentes dentro de la iglesia católica y fue así como logro tener una entrevista con los reyes de España. Un emprendedor debe aprender a incorporarse al ambiente que lo rodea, generando vínculos y conexiones, colocándose en el centro para extender sus redes y liderarlo.

Cristóbal Colón supo crear su propio camino, uno nuevo que trajo hacia él un destino inusitado. Tal vez algunos puedan decir que su ubicación dentro de la historia universal fue gracias a errores y casualidades pero eso no le saca mérito a todo el proceso de elaboración que tuvo su proyecto. Su espíritu entusiasta y su constante curiosidad fueron los que lo llevaron a descubrir un nuevo continente. Y de estas ganas se deben nutrir emprendedores actuales. Las ganas de innovar y de emprender pueden cambiar la vida de muchos.